ARECE mentira que, a pesar de ser una obra archiconocida, cueste tanto encontrar representaciones heráldicas del párrafo del Quijote donde se describen escudos de armas. Ahora que existe la página ARMORIAL es fácil ver el contenido desde un balcón. Recordaré, sin riesgo a que me demanden por plagio, aquel parágrafo:
Aquel caballero que allí ves de las armas jaldes, que trae en el escudo un león coronado, rendido a los pies de una doncella, es el valeroso Laurcalco, señor de la Puente de Plata; el otro de las armas de las flores de oro, que trae en el escudo tres coronas de plata en campo azul, es el temido Micocolembo, gran duque de Quirocia; el otro de los miembros giganteos, que está a su derecha mano, es el nunca medroso Brandabarbarán de Boliche, señor de las tres Arabias, que viene armado de aquel cuero de serpiente y tiene por escudo una puerta, que según es fama es una de las del templo que derribó Sansón cuando con su muerte se vengó de sus enemigos. Pero vuelve los ojos a estotra parte y verás delante y en la frente destotro ejército al siempre vencedor y jamás vencido Timonel de Carcajona, príncipe de la Nueva Vizcaya, que viene armado con las armas partidas a cuarteles, azules, verdes, blancas y amarillas, y trae en el escudo un gato de oro en campo leonado, con una letra que dice «Miau», que es el principio del nombre de su dama, que, según se dice, es la sin par Miulina, hija del duque Alfeñiquén del Algarbe; el otro que carga y oprime los lomos de aquella poderosa alfana, que trae las armas como nieve blancas y el escudo blanco y sin empresa alguna, es un caballero novel, de nación francés, llamado Pierres Papín, señor de las baronías de Utrique; el otro que bate las ijadas con los herrados carcaños a aquella pintada y ligera cebra y trae las armas de los veros azules, es el poderoso duque de Nerbia, Espartafilardo del Bosque, que trae por empresa en el escudo una esparraguera, con una letra en castellano que dice así: «Rastrea mi suerte»
De todo lo de arriba expuesto os he presentado casi todos los escudos de armas medio descritos. Digo casi porque falta uno, justo el primero en describirse. Hoy interpretaré el escudo de armas imaginario de Laurcalco, señor de la Puente de Plata.
Aquel caballero que allí ves de las armas jaldes, que trae en el escudo un león coronado, rendido a los pies de una doncella, es el valeroso Laurcalco, señor de la Puente de Plata.
Este es el fragmento de texto que habla de las armas que hoy intento presentar. Si os apetece ya criticaréis si el intento ha sido acertado o no. Nos dice que el campo es de color jalde y jalde quiere decir de color amarillo intenso. Así pues, tenemos que el campo es del metal oro.
Metal oro, representado por el amarillo en varias de sus tonalidades. |
Faltan las cargas. Nos dice que el escudo trae un león coronado rendido a los pies de una doncella. Pues tenemos ya una doncella y un león coronado. Nos dice que el león está rendido a sus pies. No reconozco la voz "rendido" como una actitud que pueda adoptar una figura animal. Si en la capa específica del lenguaje no encontramos el "rendido" iremos a la capa básica. Rendido es sumiso, galante o obsequioso. He pensado que el león sentado a sus pies podría adecuarse a "rendido a sus pies". Finalmente falta por determinar que esmaltes usar con la doncella y el león. Siendo un campo de oro, un metal, solo podemos usar un esmalte de los llamados colores. He pensado en la doncella de azur y el león de gules. Así pues, me dispongo a blasonar a partir de lo descrito por Cervantes y completando el blasón con conocimiento de mi propia cosecha.
De oro, una doncella de azur con un león sentado coronado de gules a sus pies.
Escudo de armas de Laurcalco, señor de la Puente de Plata. De oro, una doncella de azur con un león sentado coronado de gules a sus pies. |
De las representaciones de escudos de armas del Quijote esta es la que menos me agrada. Personalmente creo que figuras complejas como una doncella no es lo mejor como carga. Hay heraldistas que son del parecer que no hay que representar a figuras humanas dentro del escudo. Probé de coronar al león con una corona de oro, pero no me gustaba el resultado al confundirse con el esmalte del campo.
Este mismo diseño se puede complicar añadiendo detalles a las dos figuras. Se podría coronar de plata u oro, usar términos como lampasado y armado de sable con el león y a la doncella también aplicarle glosario ya descrito, que podéis ver en la página LEXICÓN, como el cabellado para un esmalte distinto para el cabello y porque no, si la doncella es coqueta pintarle las uñas con "esmalte", del heráldico y del cosmético, con el uñado. Podríamos vestirla de otro color. Al final quedaría ahí casi un escudo de armas de viñeta y he optado por seguir la pauta de la sencillez.
No se porqué el texto considera puente como una palabra femenina. Me resulta raro.
3 comentarios:
Cervantes era un cachondo que tiraba de ironía a cada rato. En el DRAE se recoge una locución verbal en el lema "puente":
hacer la puente de plata a alguien
1. loc. verb. Facilitarle y allanarle las cosas en que halla dificultad, para empeñarle en un asunto o hacerle desistir de él.
"La puente" en Asturias creo recordar que se les llama a los puentes naturales, que la fuerza del agua ha excavado una oquedad en la piedra quedando dos lugares comunicados, y lo dicen así en femenino. Pero no sé qué tendrá que ver Cervantes en ello.
Ah, yo el león me lo hubiera imagina echado a los pies de la dama, digo, con el vientre en el suelo.
"Pons, pontis" es masculino en latín, pero seguramente también era femenino en los extremos del mundo romano, porque se dice "a ponte" en portugués (y en gallego, claro) y "puntea" en rumano. En el castellano antiguo, es posible que haya habido ambos géneros, como "el mar/la mar".
Curiosamente, en Brasil a veces se blasona el oro como "jalde". Es una monstruosidad, evidentemente. No solo porque en portugués los esmaltes no llevan los nombres franceses, sino también porque en francés "or" es una cosa y "jaune" es otra, bajo cualquier aspecto.
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