3 de octubre de 2012

RGB y CMYK

I un día queréis imprimir una imagen realizada por vosotros y la lleváis a un impresor, y este os sorprende diciendo que necesita que la imagen esté en modo CMYK y que no admite RGB, podéis tener un problema. Si no sabéis de que os habla, pondréis cara de sueco. Señores, el impresor os está hablando de la gestión del color.

En resumen, los colores de la pantalla de un ordenador y de las imágenes que se crean, están en modo RGB, mientras que una impresora utiliza un modo CMYK.

RGB (red, green y blue) utiliza la adición de luz, de forma que si suman todos los colores, se forma el blanco. CMYK (cyan, magenta, yellow, key) utiliza la combinación de tintas, si se suman todas, forman el negro. La K de key es una forma de llamar al negro en términos técnicos de los impresores.

Diferentes paletas con colores RGB.
Pero, ¿qué nos importa todo esto?. Pues mucho, ya que RGB tiene muchísimas tonalidades de colores que la modalidad CMYK no soporta. Podemos estar dibujando y coloreando con un color que al imprimir, será imposible de reproducir. Al ser la gama de colores CMYK bastante más pequeña que la gama de colores RGB, si alguna vez queréis hacer un dibujo que vaya destinado a ser impreso por un profesional, os recomiendo que preparáis una paleta a consciencia teniendo en cuenta esto. Si utilizáis una paleta de colores compatible con CMYK, la impresión resultará muchísimo más fideligna que si escogéis los colores en pantalla sin tener en cuenta este inconveniente (los modernos a los inconvenientes les llaman "handicaps").

Las mismas paletas después de un proceso básico de conversión a CMYK.
Algunos programas de edición de imágenes piden la modalidad de color antes de iniciar una imagen, otros simplemente solo trabajan con RGB y seréis vosotros los que tendréis que vigilar con los tonos usados.

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